Siguiendo la estela de la semana anterior esta semana seguimos viendo como escribir autobiografías. En este caso profundizamos en temas más claves como la forma de expresarnos al escribir este género. El ejercicio consistía en hacer ahora un episodio clave de una autobiografía (como contrapunto a la semana pasada que escribíamos lo que debía ser el inicio).
En mi caso, me gusta complicarme la vida y pasé a escribir sobre un personaje totalmente distinto, sobre una idea de ciencia ficción que me ronda la cabeza hace tiempo y que me gustaría escribir y que seguramente sería un relato largo (o novela corta).
Mi largo camino por las estrellas, autobiografía de Abraham Facer.
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Capítulo 22: Dejando las colonias de la humanidad atrás
Espero, querido lector, que hayas hecho el camino completo conmigo y no que hayas saltado directamente hasta aquí. Aunque podría entenderlo porque aunque te he contado las cosas impresionantes que hice durante toda mi vida, lo más trascendental para mí y, porque no decirlo, el universo entero comienzan aquí.
Ya os conté antes como fui pieza clave en que los malentendidos del primer contacto no escalaran a un conflicto bélico, del que por cierto habríamos salido muy mal parados. El caso es que esto acabó provocando que me eligieran como líder de la delegación diplomática que mandaríamos a los mundos natales de nuestros nuevos aliados.
Me gustaría poder decir que fui elegido por mis actos heroicos en mi carrera militar o por mis dotes diplomáticas pero en realidad como descubriréis en breve eso probablemente solo ayudó a que el consejo colonial aceptase que fuera, para los alienígenas el motivo era otro bien distinto.
Ellos se fijaron en mis poderes psíquicos. Soy el único humano con verdadero capacidad psiónica, no como esos engaña bobos del tres al cuarto que se ven en los programa más turbios de Unired. Durante toda mi vida mis don me ha ayudado en menor o mayor medida, como ya habéis leído, pero para relacionarme con los enatheri fue clave.
Embarcamos en uno de sus hermosos cruceros ligeros, tan bellos en diseño que parece mentira que puedan viajar por el espacio. De allí, atracamos en una enorme nave nodriza que deja pequeño al más poderoso de los cruceros de batalla de los que dispone la humanidad.
Nos asignaron lo que parecía una bodega de carga en al que habían construido algo parecido a un pequeño hotel prefabricado con tecnología humana. Primero pensé que era porque no querían que entráramos en contacto con nada de su tecnología y algunos de los políticos se quejaron. Pronto descubrí que ese no era la razón. Tras un primer día de completo aislamiento el equivalente a un general Naphal vino en mi búsqueda.
Me alegró volver a verle. Esta era la segunda vez que le veía sin armadura de combate. Solo a mí se me permitió salir del área de alojamientos humana. Fue así como descubrí varios detalles claves de esta especie. El más importante fue que incluso el menos dotado de ellos tiene un pequeño potencial psíquico. Esto hace que toda su tecnología funcione mediante impulsos psiónicos por lo que es imposible que un humano sea capaz de usar nada fabricado por ellos.
Y el tercer punto más importante y que hacía que quisieran que yo estuviese es que no les gusta hablar. Prefieren la comunicación telepática porque es más rápida y evita que se puedan malinterpretar las palabras. Por eso Naphal me pidió que yo hiciera de enlace, mientras preparan a sus propios embajadores para que se acostumbren a tener que usar la palabra hablada.
Los siguientes días los pasé practicando con los equivalentes a políticos de los enatheri para que se acostumbraran a la forma de expresarse humana. El idioma lo aprendieron rápido gracias al contacto mental profundo que dejé hacer a lo que ellos llaman algo así como Alto Arconte².
Y tras una semana, con días muy aburridos debo decir, conseguí que me dejasen ir a ver sus espectaculares armaduras de combate para infantería. Y es que aunque hace tiempo que dejé el ejército, como ya sabéis siempre he amado el combate en APT¹. Tras mucho insistir logré que Naphal autorizara la modificación de una de sus armaduras para que la usara yo.
Esto requirió que la adaptaran a mi tamaño, que el más pequeño de los enatheri mide casi dos metros. Sus ingenieros no tardaron más de un par de horas en ello. Cuando me metí en ella y todo sus sistemas cobraron vida entendí porque el general me decía que el mundo les parece más gris cuando no llevan sus trajes.
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¹ Armadura personal táctica
² Líder y psíquico especialmente poderoso que es obligatorio que viaje en todas sus naves a partir de cierto tamaño