Para la actividad de casa de esta semana teníamos que escribir lo que escribir una línea de tiempo y luego lo que sería el inicio de una autobiografía. En mi caso opté por escribir la de uno de los personajes de mi novela (que en realidad nunca pensé que fuera a escribir una pero quizás haya un capítulo donde haga referencia a que la está escribiendo). Os voy a dejar primero la autobiografía y luego la línea de tiempo
Autobiografía
Las memorias de Ansel Blackmore – Un viaje de luz y oscuridad
Mi nombre es Ansel, paladina caída de la Sagrada Llama, templaria renegada de la falsa iglesia del Imperio de Ael, última integrante de la familia Blackmore y la espada vengadora del difunto príncipe heredero, Philip Ael.
He decidido agarrar la pluma y escribir esta crónica sobre mi vida porque hace casi seis años se cometió un terrible crimen que, lejos de quedar sin castigo, ha sido recompensado con el trono del Imperio más grande de este mundo.
Y lo que es peor, en los últimos meses he perdido a dos de mis amigos más preciados por las consecuencias de aquella horrible noche. Este texto no surge pues de mi ego, sino que será un homenaje a mis amigos, a mi prometido Philip y una denuncia a todas las injusticias cometidas desde entonces por el nuevo Emperador y su maldita iglesia.
Supongo que debería comenzar por el principio. Nací hace veintinueve inviernos, el décimo tercer día del mes de las flores del año 909 del calendario preimperial. Mis padres eran el conde Quentin Blackmore y su esposa Annette. Siendo una cuarta hija, mi destino sólo podía ser el de afianzar relaciones con otras familias con un matrimonio.
Crecí en un hogar feliz arropada por mis tres hermanos que me consentían cualquier cosa. Gracias a eso cuando cumplí los siete años ya cabalgaba y manejaba la espada como una amazona de las lejanas selvas del este, a pesar del disgusto de mi madre. Ese mismo año mi padre trajo lo que yo denominé, de manera muy cruel, como una rata callejera. Se trataba de un huérfano de seis años que había estado toda su vida en la calle. Al tener casi la misma edad, estudiamos, jugamos y entrenamos juntos a escondidas.
Sin embargo, de niños jamás nos llevamos especialmente bien ni nos tuvimos demasiado aprecio. Nunca hubiera esperado que, ya como adultos, Onises se convirtiera para mí en un verdadero hermano. Llegando al punto de que él lo dejaría todo para venir a buscarme en mi peor momento, pero sería adelantar la historia algo más de veinte años y quiero ser lo más ordenada posible en este texto.
En mi decimotercer cumpleaños anuncié a mis padres que me había unido a la Iglesia de la Sagrada Llama, con el objetivo de convertirme en paladina de su orden militante: la Llama de la Justicia. Tal y como supuse, mi padre me dio sus bendiciones mientras que mi madre se mostró resignada porque siempre odió que yo tuviera las manos encallecidas de usar la espada y no el dedo por usar la aguja.
Dos años después, en el 924, ya era una paladina de pleno derecho dentro de la Orden y al año siguiente me ponía al frente de una unidad de hombres de armas que iríamos como escolta del sacerdote enviado a asesorar en temas de leyes y justicia al príncipe Philip, encargado de consolidar las tierras conquistadas en las tierras más allá del mar.
El sacerdote al que debíamos proteger,del que ya ni recuerdo su nombre, falleció poco después de nuestra llegada, pues contrajo unas fiebres tras atender a los refugiados de las escaramuzas fronterizas. Sin un objetivo concreto, y mientras esperaba noticias de la orden, puse a mis hombres al servicio del príncipe y luchamos junto a él durante todo ese año y el siguiente.
El príncipe Philip era para mí como un héroe de los cuentos de caballeros y princesas que me leía mi fiel doncella cuando era niña. En cierta manera, lo sigue siendo en mis recuerdos hoy en día. Por eso entenderéis que yo, a punto de cumplir los dieciocho años, cayera enamorada de él.
Cuando en el tercer año de guerra, el 927, me ascendió para formar parte de su consejo estratégico fue el momento más feliz de mi vida, al menos hasta que unos años después Philip y un anillo ocuparan ese lugar. Pero antes de llegar a ese momento es hora de ralentizar esta narración porque todas las piezas claves comienzan a colocarse en su lugar a partir de este momento.
Línea de tiempo
909: Nacimiento de Ansel, la cuarta hija del conde Quentin Blackmore y Lady Annette
916: Quentin adopta a Onises, un niño callejero de un año menos que Ansel.
922: Ansel ingresa en la Iglesia de La Sagrada Llama. Una Iglesia que sirve a la Diosa del Valor y la Justicia.
924: Ansel se convierte en paladina del brazo armado de la Iglesia: La Orden de la Llama de La Justicia.
925: Ansel viaja a la colonia de Silavris escoltando a un sacerdote al frente de una unidad de hombres de armas. El sacerdote muere al poco de su llegada.
925-926: Ansel y sus hombres se unen al ejército Imperial y realizan grandes actos en combate.
927: Ansel entra a formar parte del círculo de confianza del Príncipe Philip, ella ya está enamorada de él.
Había más cronología en lo que lleve a clase pero dado que mi intento de novela empieza justo en este año, he preferido no publicarlo por aquí para no hacer spoilers de toda la primera mitad.