La actividad de esta semana del taller en clase fue escribir un relato a partir de una imagen. Teníamos dos para elegir y todos elegimos la misma. Me gustaría dedicarle un relato también a la segunda imagen, a ver si puedo hacerlo durante esta semana. De nuevo todos llevamos el relato a nuestra zona de confort. Voy a intentar en el próximo ejercicio de clase ir a otro género.
El sudor recorría la cara de Caterina y empapaba su vestido mientras miraba por el ventanal del balcón. Llevaba varios minutos observando el eclipse que hacía brillar la Luna de color rojo.
El olor a quemado hizo que saliera de su ensimismamiento. Había atravesado por completo la camisa de su marido. Cualquier otro día un estremecimiento habría recorrido su espalda, pero hoy soltó una fuerte carcajada. Ya nada de eso importaba.
Tiró la plancha sobre la pila de ropa pendiente y saltó sobre la tabla de planchado. Se puso en posición dio dos taconazos con su pie izquierdo y echó a volar sobre la tabla atravesando los cristales del balcón.
Los trozos rotos atravesaron su piel como agujas que no fueron capaces de borrar la sonrisa de su rostro. Se acabó hacer de ama de casa. Su corazón se aceleraba solo de pensar en que esa noche el aquelarre renovaría sus pactos con el maligno y volverían a ser libres y poderosas.