Nunca he terminado de sentirme cómodo en ningún lugar. Siempre que estaba con gente, incluso personas que me querían, me he sentido distinto. Era como si no encajase. Como si hubiera algo más allá en la realidad. Algo que no era capaz de ver.

Pero cuando cumplí los 21 años me atropellaron. Estuve unos días en la UCI, un par de meses en el hospital y casi un año recuperándome de la pierna rota. También me había dado un fuerte golpe en la cabeza pero eso no tuvo secuelas adversas… Aunque sí despertó mi verdadera visión.

Al principio veía sombras donde no debía haberlas. Gente que parecía tener caras monstruosas un instante para volver a ser personas normales al siguiente. Me hicieron pruebas pero todo salía bien. Aunque el problema no despareció, preferí no seguir hablando del tema.

Hace tan solo una semana que me encontré con una mujer en un bar. Vi que tenía orejas picudas, ojos rojos y el pelo morado, y esta vez aunque cerré los ojos y conté hasta diez no volvió a ser normal. Ella se dio cuenta y se acercó a mi.

— Sé que has visto mi verdadero aspecto — me susurró — Debes tener cuidado, aquellos que sois capaces de penetrar el velo estáis en peligro.

Me escribió una dirección en un trozo de papel y me la entregó. Para a continuación decirme, antes de salir con prisa de la cafetería, que sería mejor que fuese a ese lugar lo antes posible.

Ahora acabo de salir de la reunión más extraña de mi vida. Había una elfa, un trol, una vampiresa y un hada. Me han explicado la realidad del mundo oculto tras el nuestro. Y debería estar sorprendido o asustado pero no. Lo que estoy es tranquilo porque ahora sé porque nada me encajaba antes del accidente.

por McAllus

Soy Isaías, conocido en redes como McAllus. Jugador de rol, juegos de mesa y videojuegos. Adoro leer y escribir.

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