Holliday Grainger, interpretando el papel de Lucrezia Borgia en la serie de Los Borgia. Es una mujer joven rubia que lleva un vestido de época dorado con escote,
Holliday Grainger, interpretando el papel de Lucrezia Borgia en la serie de Los Borgia

Para esta primera palabra del Escritober tardío que he empezado, me ha venido a la mente una historia que surgió durante el taller de escritura del año pasado: una actividad para casa y luego una actividad para clase. Esta historia la quería haber desarrollado bien, pero se quedó olvidada entre tanto proyecto abierto. Ahora lo he retomado y voy a intentar que no vuelva a caer en el olvido y escribir mi primera historia romántica completa.

Noche de boda

Annabella se quedó paralizada cuando vi a Philip de pie al otro lado del salón del baile. Cuando el conde la besó, Philip se marchó con la mano ensangrentada. La joven tuvo que limpiarse rápido una lágrima antes de que la viera nadie más. Durante toda la velada tuvo que poner su mejor cara para saludar a tantos invitados así como aguantar bailar y ser manoseada por el conde Bianchi.

Cuando llegó la noche supo lo que le esperaba, pues el viejo conde no se aguantaría ya más las ganas de meterse bajo sus faldas ahora que el matrimonio se había celebrado. Cuando aquel decrépito hombre salió desnudo del baño, Annabella reprimió un escalofrío. El hombre le sacaba cuarenta años y aunque ella ya había entregado su virgo a Philip y había compartido muchas tardes de amor, no se sentía preparada para esto.

Se giró hacia él con su mejor sonrisa.

—¿Te pongo una copa mi amor? —Preguntó la joven.

—Sí —Respondió el conde mientras se tumbaba en la cama— pero quítate de una vez ese vestido que quiero ver tu cuerpo desnudo más allá del cuadro.

Annabella no dijo nada y dejó caer su vestido al suelo. El hombre se relamió los labios y la joven vio como su flácido miembro se ponía rígido, aunque sin aumentar demasiado de tamaño. Se dio la vuelta y tuvo que hacer un esfuerzo para no correr. Recogió una copa y la botella de vino. Se acercó a la cama.

Bianchi le puso la mano en el sexo y le introdujo un dedo. Le dolió pues estaba seca y rígida. El conde resopló y le quitó la copa.

—Llénala y ve a por otra para ti. Porque como no te pongas a tono te aseguro que te va a doler.

La chica contuvo el aliento y golpeó la botella con todas sus fuerzas en la cabeza de su marido. El hombre cayó hacia atrás con una enorme brecha en la frente, vio como abría la boca para gritar y le clavó el trozo de botella rota, que aún sujetaba, en su cuello. El conde Bianchi no pudo gritar antes de morir de manera agónica, ahogado con su propia sangre.

—Menuda la has hecho, Annabella —se dijo en voz baja.

Corrió a lavarse la sangre de las manos, se puso con rapidez el vestido y salió con cuidado de la habitación.

por McAllus

Soy Isaías, conocido en redes como McAllus. Jugador de rol, juegos de mesa y videojuegos. Adoro leer y escribir.

Deja una respuesta