Para la semana 24 del taller teníamos que escribir una ficha de personaje más o menos detallada y un pequeño relato para realizar una presentación del personaje con la peculiaridad de que dicho relato decía empezar con esta frase: «La primera vez que la vi»
Este relato forma parte del proyecto de relato largo o novela corta (todavía no estoy 100% seguro de la extensión porque aunque tengo la estructura de la trama escrita a veces no estimo bien como de larga va a quedar cada escena una vez meto diálogos y descripciones.
Esta escena es del principio de ese relato/novelilla así que tampoco es mucho destripe. En cualquier caso en la obra tampoco lo vais a encontrar así porque al final he decidido que, dada la extensión que va a tener, prefiero que todos los capítulos sean desde el punto de vista de la inspectora González (salvo prólogo y epílogo que sí van a tener dos puntos de vista distintos).
Por cierto, si queréis que suba la ficha de personaje decidlo en los comentarios y la paso a ordenador (las fichas de todos los personajes las tengo escritas a mano en la carpeta de anillas donde voy escribiendo la novela). Os dejo ya con el relato que menuda introducción larga.
[…]
Duarte se consideraba alguien seguro y decido. Siempre sabía lo que tenía que decir pero la primera vez que vio a la inspectora Diana González Serrano se quedó con la boca a medio abrir porque no le salieron las palabras.
—Cierra esa boquita, que te van a entrar moscas —dijo ella.
Era una mujer guapa, alta y fuerte. Le sacaba a él casi una cabeza. Su espalda ancha y musculosos brazos hacían que Duarte pareciera un adolescente canijo.
—¿Quién eres y que haces en mi escena?
Diana se había puesto a su lado tapando la entrada al apartamento que estaba abierto.
—Soy el agente Gustavo Duarte del CNI —respondió sacando su identificación.— Por cuestiones de seguridad nacional debo pedirle que usted y sus hombres abandonen el edificio, entreguen todas las pruebas recopiladas y olviden lo que ha ocurrido aquí.
— ¡Y una mierda!
Duarte se fijó en como apretaba los puños y daba un par de pasos hacia él. <<Si me suelta un puñeatazo, fijo que no me levanto>>. Duarte no puedo evitar retroceder.
—Relájese, inspectora —dijo dando otro paso atrás y levantando ambas manos con las palmas hacia ella.— El comisario Garrido y me aseguró su colaboración.
—Marcelino ya debería saber que no abandono nunca un caso.
—Llámelo si no me cree.
—Eso voy a hacer.
Diana sacó el móvil. Duarte no prestó demasiada atención a la conversación si no que se asomó al interior del apartamento. Había dos agentes de la científica embolsando el cadáver de un niño. Se fijó en que tenía un virote clavado en la parte de atrás de la cabeza. <<Esto no debería haber pasado. Les prometí que todos estarían a salvo>>.
—Tú, Duarte —le llamó Diana— Me han confirmado que el caso es todo tuyo.
—Gracias, inspectora. Estoy seguro de que es una gran profesional pero este caso está muy por encima de lo que la policía puede gestionar.
Duarte se fijó en como ella tensaba la mandíbula y entrecerraba los ojos. Un escalofrío le recorrió la espalda.
—Eso no ha sonado como quería —dijo inclinando la cabeza— Este caso tiene unas implicaciones y ramificaciones que no pueden gestionarse fuera del CNI.
—Lo que tú digas —Diana pasó a su lado y entró en el apartamento— Chicos, dejad los cuerpos, las tarjetas SD de las cámaras y las pruebas etiquetadas. Nos han quitado el caso.
Ambos obedecieron inmediatamente. <<Ni han cuestionado las órdenes, deben tener un gran respeto por su autoridad>>.
—Miguel, llama al doctor para que de la vuelta al furgón donde se han llevado los primeros cuerpos —le dijo al primero que salió de la vivienda— Y cuando lleguéis a la comisaria decidle al jefe que me he ido a entrenar un rato para poder hablar con él calmada.
—Sí, inspectora —respondió sacando el teléfono.
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