Para este ejercicio recibimos de uno de los compañeros del curso un personaje, un lugar y una época. En mi caso me tocó un bombero llamado Saúl, temblando de miedo en la época actual. Como siempre con las actividades de clase suben tal cual las escribí (en una recopilación en epub y pdf al acabar el curso si tendrán una revisión y en algunos casos quizás hasta ampliación)
Ese día comenzó para Saúl como cualquier otro día de trabajo. Echó un rato en la cancha con los compañeros. Luego fueron al gimnasio, comieron y en medio de la siesta sonó la alarma.
Es cinco minutos estaban rumbo a apagar un incendio. Llegaron a su destino y comenzaron el despliegue estándar que tantas veces habían hecho.
Saúl y dos compañeros se adentraron en el edificio de oficinas, que no tenía ningún nombre en la puerta. Mientras, los demás combatían el fuego que se concentraba en la décima planta desde fuera.
Subieron las primeras nueva plantas por la escalera de incendios asomándose a cada piso sin encontrar a nadie. Cuando llegaron a la décima la mayor parte del fuego estaba ya apagado. Saúl y los otros dos solo tuvieron que apagar los últimos rescoldos.
Todo estaba lleno de tubos de ensayo, incubadoras, ordenadores y otro material de laboratorio destrozado y carbonizado. Asún así no vieron ningún cuerpo.
Saúl se dirigió a la última sala del ala este de la planta. Allí quedó paralizado, temblando de miedo, al ver los cuerpos no solo carbonizados si no desmembrados de varias personas. La horripilante visión le impidió ver como una criatura cubierta de quitina ennegrecida le acechaba desde el techo.