El más allá, el cielo, el paraíso. Ese lugar al que los creyentes sueñan con ir. El infierno, el averno, el tártaro. Ese lugar en el que los pecadores temen acabar. De diferentes maneras, casi todas las religiones controlan así a sus fieles. Pues no hay más allá como ellos lo imaginan. Sus almas, que sí existen, son consumidas y convertidas en monedas para que los entes que ellos llamarían Dioses puedan apostar y divertirse por toda la eternidad.
por McAllus
Soy Isaías, conocido en redes como McAllus. Jugador de rol, wargames, juegos de mesa y videojuegos. Adoro leer y escribir.