Este relato en verdad me gustaría que fuera el inicio de algo más largo, espero poder continuarlo pronto.
Protectoras secretas del mundo
Daenys era una gata carey de pelo largo y 10 años a la que le encantaba tumbarse en la mesa de mármol del balcón de la casa de su hermano.
Su hermanastra Gala, también carey pero más oscura y de pelo semilargo, estaba en ese momento liándola con una pelota en uno de los cuencos de agua que les tenía su humano repartidos por la casa.
Salvo por el ruido de Gala era una noche tranquila. Su humano llevaba ya un buen rato durmiendo cuando de pronto la Luna se volvió completamente roja, aunque solo los felinos podían verla de ese color.
Daenys no pudo evitar que se le erizaran todos los pelos del lomo mientras se ponía en pie estirando todas sus articulaciones.
– Galadriel – le maulló a usando su nombre completo – Ha llegado el momento de cumplir el destino que la Gran Madeja nos tiene preparado.
Gala se giró hacia ella con la cara llena de gotas de agua.
– Nuestro humano se va a preocupar mucho si no nos encuentra cuando despierte.
Gala era demasiado sentimental, aunque realmente Daenys sentía lo mismo no pensaba decirlo en voz alta.
– Hechízale para que duerma hasta tarde mientras yo conjuro el portal – le ordenó Daenys – Quizás estemos de vuelta antes de que despierte.
Gala se giró despacio y por sus orejas gachas tenía claramente que ellas o alguno de los compañeros con los que se reunirían para la lucha no regresarían de esta misión.