En el taller de escritura del Vuelo del Cometa, Academia Oscura, tuvimos clase sobre el horror cósmico. Reconozco que no es un tema que me motive especialmente para escribir sobre ello (leer si me mola). Tuvimos una práctica que fue escribir sobre un astronauta atrapado en un agujero negro. Había que intentar transmitir la inmensidad del agujero negro y el espacio. En mi caso tiré de ciencia ficción más cercano a Star Trek que al horror cósmico.
Atrapado
Estoy atrapado en el pozo gravitatorio del inmenso agujero negro. Con esa acción he salvado mi nave. Me siento orgulloso de haberme sacrificado. Acepto lo…
Espera, ¿veo mi lanzadera mientas intenta una maniobra de salida? Es imposible lograrlo y acaba explotando ante el esfuerzo de los motores. ¿Ese será mi futuro? ¿Voy a dejarme llevar por el pánico e intentar salir?
¿Y ahora me veo aproximándome a toda velocidad más allá del horizonte de sucesos? La nave ha desaparecido, pero no ha explotado. Dicen que los agujeros negros son puertas a otros universos, ¿tengo acaso una posibilidad de salvación?
Los sensores de mi lanzadera dicen que las otras han existido. Mis manos tiemblan y un escalofrío recorre mi espalda. ¿Debería elegir uno de esos caminos? O puede que no, creo que soy la versión que escoge contemplar la hermosura que hay en ver como la luz es devorada.