Me he unido al taller literario del vuelo del cometa: la Academia Oscura a través de su patreon. Creo que tener este taller adicional como apoyo me obligará a escribir más y aprender. Me gusta mucho lo oscuro y lo siniestro así que un taller centrado más en el terror (aunque se toquen otros temas), me vendrá muy bien para seguir mejorando.
En esta primera práctica debíamos escribir desde el punto de vista de un zombi, en primera o tercera persona. En la segunda práctica a partir de un año, país y lugar aleatorio (a mi me tocó 1971, Estados Unidos, Central Nuclear).
Con estos ejercicios me he dado cuenta de la diferencia de calidad que tengo con respecto a los demás alumnos que ya llevan mucho tiempo escribiendo y en el taller… habrá que mejorar rápidamente.
No había más
Benjamín fue catedrático de matemáticas en la universidad. Uno de los grandes genios de su generación. Sin duda, habría ganado el Nobel, aunque convertirse en un muerto que camina truncó ese futuro.
Donde antes su mente veía ecuaciones en todos los aspectos de su vida, ahora sus ojos solo veían negrura y puntos de diferentes tonalidades de naranja, para las presas; azul para los que eran como él. Se arrastraba por el mundo siguiendo esos colores. Comida y devoradores. Hambre y saciedad. No había más.
Mi propio Frankenstein
Cuando en la radio dijeron que todo comenzó en la central de Pensilvania, lo supe.
Todo por esa estúpida discusión sobre la guerra de Vietnam. Ojalá no le hubiera golpeado tan fuerte con mi trofeo a empleado del mes. O ya que lo hice, debería haberme entregado en lugar de llevarme su cuerpo sin vida al reactor y arrojarlo allí.
Dijeron que se abrió camino a través de los muros como si fueran de papel, que se movía lento pero imparable. Nada parecía hacerle daño. Aquellos que eran asesinados por la criatura se levantaban siguiéndola. Esos sí podían ser abatidos fácilmente por los disparos de las fuerzas del orden, pero su número no paraba de crecer mientras esa abominación se dirigía hacia el otro lado del estado. A mi casa.
¡Dios, los oigo arrastra sus pies por encima de la puerta del búnker! Han llegado.