En la última clase del taller de escritura de Librería Luces nuestra profesora nos dio a cada uno una tarjeta con una combinación de personaje, emoción, espacio y tiempo para que escribiéramos un microrrelato. Pero como se nos hizo tarde en lugar de escribirlo en clase, nos pasamos fotos de las tarjetas por el grupo del curso y nos llevamos siete tareas para el verano. Aquí va una de ellas.
Esta en concreto fue la única que al ver las tarjetas tenía claro que iba a escribir porque esta idea ya estaba rondando en mi cabeza para mi pequeña ambientación cyberpunk (pronto espero daros un relato largo del que formará parte este trozo) así como algún detalle adicional.
Acceso no permitido
Rebecca estaba sumergida en una bañera llena de agua con hielo. Sus ojos estaban en blanco. De los implantes de la parte posterior de su cráneo salían unos cables que la conectaban a la Holored a través de la red segura del local. Esta conexión directa al cerebro le aseguraba trabajar a la mayor velocidad.
Su cuerpo se estremecía con cada nueva capa del cortafuegos que rompía. Aunque solo estaba consciente de forma parcial, podía sentir a su buen amigo Roger dar vueltas a su alrededor. Seguro que con cada pequeño movimiento, el chico miraba sus mediciones de temperatura y pulsaciones. Se esforzó para sonreír, para tranquilizarle.
Reconoció que las defensas antiintrusiones de Chimera SG eran impresionantes. Esperaba que, siendo una empresa de seguridad, lo fueran pero sin duda era el lugar más difícil al que había accedido. Aún así no eran nada para la hija de la Salteadora Plateada, que llevaba entre ordenadores desde antes de poder andar.
Rompió la última barrera que la separaba del contenido del servidor cuando todo se puso rojo en su visión virtual. ¡La habían detectado! No, no solo eso: ¡la estaban rastreando con una velocidad inaudita!
—Corta —dijo con un susurro que fue un esfuerzo desgarrador. Era difícil hablar mientras estaba en un trance de conexión tan profundo.
Roger no dudó. Conocía la palabra de seguridad y, a pesar de los riesgos, arrancó los cables de conexión de un fuerte tirón. A Rebecca le empezó a doler la cabeza al instante, la secuela inevitable de una desconexión en caliente.
No intentó ponerse en pie, sabía que se caería del inevitable mareo, pero Roger era su amigo y asistente desde que coincidieron a principio del instituto, hacía tres años. La sacó a toda velocidad y sin secarla siquiera le puso un vestido por encima de su cuerpo empapado. «Lleva siempre a las piscinas de inmersión ropa que te puedas poner rápidamente. Nunca sabes cuando vas a tener que salir corriendo sin poder ponerte unos pantalones» le decía su madre.
Andando apoyada en el hombro de Roger, que no decía nada porque era parte de su protocolo particular, miró hacia las cámaras y realizó una intrusión inalámbrica en la red del local. Soltó un virus que estaría latente hasta que abandonara el local y a continuación borraría todas las grabaciones de las tres horas anteriores.
Al pasar por el mostrador de la salida vio como su amigo entregaba la lleva de conexión de la piscina que había usado y pagó con un chip de crédito, clonado a saber a qué puto corpo. Cuando salieron las luces de neón y las pantallas de publicidad de la calle, le perforaron los ojos. Esa jaqueca iba a ser impresionante. Agarró el brazo de Roger como si fueran una pareja que paseaba con tranquilidad en la madrugada de la ciudad.
Habían recorrido solo unos metros cuando escucharon las sirenas. Un aerodeslizador blindado de asalto aterrizó a cada lado de la calle, mientras que otro y una coche de lujo aterrizaron delante del local. Llevaban en los laterales el logotipo de Chimera Security Group. Sin esperar detenerse por completo, las puertas laterales se abrieron y comenzaron a salir agentes con armaduras tácticas.
—Bésame —ordenó Rebecca.
El chico dudó un instante. Le apretó el brazo y obedeció. El beso fue torpe y, al principio, sin lengua pero Rebecca le obligó a pegar más sus cuerpos y le metió la lengua.
—¡Grupo Beta detened a la niña del vestido verde! ¡Tiene implantes de hacker! —gritó una voz de mujer que enseguida siguió dando órdenes— ¡Grupo Alfa detened a todos los del local! ¡Grupo Gamma despliegue táctico de cobertura estándar!
Rebecca y Roger miraron la moto del chico que estaba casi al lado del coche que cerraba el otro lado del coche.
—Ni lo penséis —dijo uno de los soldados con un fúsil de asalto apuntándoles.
Los dos amigos levantaron las manos.
- Personaje: Una hacker adolescente
- Emoción: Euforia
- Lugar: Cuarto oscuro
- Tiempo: 3 A.M.