Esta semana escogimos tres cartas al azar y teníamos que hacer una pequeña historia con inicio, nudo y desenlace basado en las tres cartas. La verdad es que no me inspiraron mucho esas cartas y me comí casi todo el tiempo sin escribir. Al final quedó una historia con un final muy abierto… casi que más bien lo dejé en el inicio del nudo pero bueno, una semilla para quizás retomar algún día. Os dejo la foto de las cartas al final del relato.
Lisa nació en una granja a las afueras de Kansa. Su infancia fue tranquila y feliz junto a su madre y su abuelo, pero siempre supo que no se quedaría con ellos.
Con diecisiete años se marchó a estudiar Biología a Canadá. Su madre nunca le perdonó que se fuera tan lejos. No volverían a hablar jamás.
Gracias a sus excelentes notas, la mandaron a hacer sus prácticas a la estación de investigación privada más prestigiosa de la Antártida. Cuando llegó los científicos estaban investigando un enorme trozo de permafrost que había salido a la luz. El entusiasmo de sus compañeros era enorme, ella se contagió de inmediato.
El trozo de hielo que estaban estudiando tenía más de cinco mil años y dentro había unas formas con una masa similar a la de un niño de nuevo o diez años. Al menos esa fue la primera definición porque parecían tener forma humanoide, aunque con unas extrañas escamas iridiscentes. Sin embargo, si volvían a mirar parecían plasma, esferas o incluso masas de hilo.
Nadie era capaz de entender como podían varias sus formas estando congelados así que al final decidieron que había que sacar una de esas cosas del hielo. Cortaron con sierras y láseres de precisión y llevaron a una cámara de contención separada el espécimen a descongelar. No sabían que con ese acto estaban condenando a toda la humanidad.


