Para el ejercicio de clase de esta semana usamos una tarjeta aleatoria que tenía cuatro detalles. Un personaje, una emoción, un espacio y un tiempo. La verdad es que no transmití correctamente la emoción (la única regla era que la emoción no debía escribirse directamente, si no mostrarse). Os pongo al final del texto la combinación que me tocó.
Vero llegó la primera al teatro, como siempre. Miró unos instantes el escenario donde sabía que nunca podría actuar. En cualquier caso, esos momentos de soledad le permitían recordar a su madre subida allí, representando algunos de los mejores clásicos españoles. Sentía una calor en el corazón al recordar los gestos que hacía y las caras que ponía cuando estaba inmersa en la actuación. Su madre siempre intentaba mirar hacia ella para recitar sus líneas.
Un toquecito en el hombro la devolvió a la realidad.
Toni espero a que ella le mirase antes de hablar.
—Vero, ¿otra vez recordándola?
Ella asintió.
—Lo siento jefe, me pongo a prepararlo todo para la llegada de los actores —signó con rapidez.
El director asintió, era el único de la compañía que entendía lenguaje de signos. La chica se alejó a empezar con su trabajo.


