Hoy me ha costado escribir este relato porque ayer se me hizo tardísimo y hoy estoy pagando las secuelas que se me cierran los ojos a las 22:20 de la noche. Había pensado en dejarlo para escribir mañana dos del tirón pero no quería dejar escapar la racha que llevaba así que aquí tenéis el relato de hoy con la palabra Espejo.
Joseph había escuchado muchas leyendas sobre los espejos: los vampiros no se reflejan en ellos, si dices bloody mary tres veces el fantasma aparece y te mata, si los rompes tendrás siete años de mala suerte o que los espejos pueden capturar el alma de los muertos.
Y aún así nunca había escuchado que si mirabas un espejo fijamente durante la luna llena y decías tu nombre al revés te intercambias con tu reverso del mundo invertido.
Por eso Judith y él se rieron muchísimo mientras se ponían delante del espejo, con alguna copilla de más, miraban fijamente su reflejo y decían sus nombres al revés.
Obviamente no ocurrió nada, al menos al principio, hasta que de pronto la luz del fluorescente parpadeó y vieron a sus reflejos devolverles una sonrisa inquietante que les hizo temblar y agarrarse la mano.
Enseguida vieron que estaban en una versión tétrica del cuarto de baño donde habían hecho ese estúpido juego. Se abrazaron llorando y maldiciendo el no haber seguido leyendo el resto del pasaje del libro para saber salir de allí.